Aprende el español de forma original, paseando por las calles de Madrid y visitando sus museos
Aprende español de una manera amena y sencilla. Con Hablamos y las actividades culturales celebradas cada viernes conocerás a fondo Madrid: lugares históricos, otros que habitualmente pasan desapercibidos, museos mundialmente famosos y otros poco conocidos.
Aprende el español de forma original, paseando por las calles de Madrid y visitando sus museos. En esta ocasión os queremos presentar una pequeña selección de obras imprescindibles del Prado, cinco obras fundamentales en la historia del arte que os recomendamos visitar y disfrutar.
Las meninas de Velázquez
Comencemos por Las meninas, pintada en 1656 por Velázquez. Es una de las obras de mayor tamaño del pintor y en la que puso un mayor empeño para crear una composición a la vez compleja y creíble, que transmitiera la sensación de vida y realidad, y al mismo tiempo encerrara una densa red de significados. Las meninas tiene un significado inmediato accesible a cualquier espectador. Es un retrato de grupo realizado en un espacio concreto y protagonizado por personajes identificables que llevan a cabo acciones comprensibles. Sus valores estéticos son también evidentes: su escenario es uno de los espacios más creíbles que nos ha dejado la pintura occidental; su composición aúna la unidad con la variedad; los detalles de extraordinaria belleza se reparten por toda la superficie pictórica; y el pintor ha dado un paso decisivo en el camino hacia el ilusionismo, que fue una de las metas de la pintura europea de la Edad Moderna.
Velázquez nació en Sevilla en 1599 y murió en Madrid en 1660. Adoptó el apellido de su madre, según uso frecuente en Andalucía, firmando “Diego Velázquez” o “Diego de Silva Velázquez”. Estudió y practicó el arte de la pintura en su ciudad natal hasta cumplir los veinticuatro años, cuando se trasladó con su familia a Madrid y entró al servicio del rey (desde entonces hasta su muerte en 1660). Gran parte de su obra iba destinada a las colecciones reales y pasó luego al Prado, donde se conserva.
El cardenal de Rafael
Es otra obra que, sin duda, merece la pena visitar. Lo que más llama la atención de este retrato es la extraordinaria perspicacia de Rafael para fijar la imagen definitiva y universal de un cardenal del Renacimiento, sin renunciar por ello a representar la singularidad de este individuo. La recreación de las calidades de los tejidos demuestra un conocimiento directo de la pintura veneciana y su composición triangular deriva claramente de los motivos leonardescos, y en particular de la Gioconda.
Rafael, nacido en 1483 en Urbino y muerto en Roma en 1520, ha sido siempre reconocido como uno de los más grandes artistas del alto Renacimiento en Italia. En su corta vida se vio aclamado como pintor, diseñador y arquitecto, y trabajó para dos de los mayores mecenas de su tiempo.
El 2 de mayo de 1808 en Madrid de Goya
Imprescindible del Prado y de gran popularidad es el lienzo llamado El 2 de mayo de 1808 en Madrid, también conocido como La lucha contra los mamelucos o simplemente El 2 de mayo. Es una de las obras maestras del genio de la pintura Francisco de Goya y Lucientes. Fue pintado en 1814, seis años después de que los hechos sucedieran. Hace pareja con Los fusilamientos del monte de Príncipe Pío, asimismo llamado El 3 de mayo (colgado a su lado en el museo). En este lienzo de grandes dimensiones, 2,68 x 3,47 metros, Goya trató de plasmar los horrores de la guerra de la Independencia. Se encuentra en la sala 64 del Museo Nacional del Prado. Allí ingresó antes de 1834 procedente de las colecciones reales.
Goya fue un pintor y grabador español. Su obra abarca la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo. Su estilo evolucionó desde el rococó, pasando por el Neoclasicismo, hasta el Prerromanticismo, siempre interpretados de una forma personal y original. Para Goya la pintura es un vehículo de instrucción moral, no un simple objeto estético. Sus referentes más contemporáneos fueron: Giambattista Tiepolo y Anton Raphael Mengs, aunque también recibió la influencia de Diego Velázquez y Rembrandt. También de Goya y de gran popularidad es La maja desnuda, rodeada de polémica en torno a la identidad de la bella retratada.
El jardín de las delicias del Bosco
Otra obra imprescindible del Prado es El jardín de las delicias, la creación más compleja y enigmática del Bosco. El tema general de este cuadro es el destino de la humanidad. En el panel central que da nombre al tríptico, el Bosco ha representado un gran número de figuras humanas desnudas, salvo la pareja del ángulo inferior derecho, que se suele identificar con Adán y Eva tras su expulsión del Paraíso. Hombres o mujeres, blancos o negros, aparecen en general en grupos o en parejas, manteniendo relaciones -algunas contra natura- con una fuerte carga erótica alusiva al tema que domina la tabla, el pecado de la lujuria. Los animales, reales o fantásticos, muestran dimensiones muy superiores a las normales. Aunque este tríptico del Prado no está firmado, nunca se ha puesto en duda su atribución al Bosco. Jheronimus van Aken, el Bosco, formó parte de una familia de pintores que trabajaron durante seis generaciones; nació y murió en los Países Bajos (1450- 1516).
Las tres gracias de Rubens
Es otra de las grandes recomendaciones para contemplar en este museo. La tradición representativa de las tres gracias se remonta, tanto en la literatura como en las artes plásticas, a la antigüedad griega y romana. Las hijas de Júpiter y de Eurymone, Aglae, Eufrosina y Talía, simbolizan diferentes conceptos desde la antigüedad. Hesíodo las asoció en la Ilíada con la diosa Afrodita, convirtiéndose así en símbolo de la belleza, el amor, la fertilidad y la sexualidad. Pero también se relacionaban con la generosidad y la amistad al recibir y otorgar dones. Pintada entre 1630 y 1635.
Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural. Aunque su actividad se centró en la pintura, también realizó numerosos diseños para estampas, tapices, arquitectura, esculturas y objetos decorativos. Su obra, muy abundante, ofrece gran versatilidad temática, e incluye pinturas de temas mitológicos, religiosos y de historia, retratos y paisajes. El Museo del Prado posee la mayor y una de las mejores colecciones de pinturas de Rubens, que procede en su práctica totalidad de la colección real española.
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